Siempre que sea posible, seca los uniformes al aire libre en lugar de usar una secadora, ya que el calor intenso puede dañar las fibras. Si usas una secadora, opta por una temperatura baja.

Plancha los uniformes a la temperatura adecuada según el tipo de tela. Algunas prendas pueden requerir el uso de un paño húmedo para evitar el brillo o las marcas de la plancha.

Repara de inmediato cualquier rasgón, botón suelto o costura descosida. Esto evita que el daño empeore y prolonga la vida útil del uniforme.

Guarda los uniformes en un lugar limpio, seco y alejado de la luz solar directa para evitar el deterioro del color y el tejido.

Si tienes varios uniformes, rota su uso para evitar el desgaste prematuro de una sola prenda. Esto también permite que cada uniforme tenga tiempo suficiente para airearse entre usos.